En San Agustín de Huaychao, un pequeño centro poblado en la sierra central del Perú, las fiestas patronales en honor a Santa Rosa de Lima (30 de agosto) y San Agustín (28 de agosto) probablemente se celebran en fechas cercanas, quizás combinando ambos días en una festividad extendida a finales de agosto.
Dado que las fechas están tan próximas, es posible que en San Agustín de Huaychao se realice una gran fiesta combinada entre el 28 y el 30 de agosto. En este caso, ambas imágenes saldrían juntas en procesión, simbolizando la unión de la santidad americana de Santa Rosa y la sabiduría universal de San Agustín
Para los habitantes de San Agustín de Huaychao, estas fiestas no son solo un acto religioso, sino una afirmación de su identidad y resistencia. Santa Rosa les conecta con el orgullo nacional y la solidaridad, mientras que San Agustín les inspira a perseverar en la fe y la reflexión. En un entorno rural y a menudo aislado, estas celebraciones son un momento de alegría, unión y esperanza, donde lo sagrado y lo cotidiano se entrelazan..
La chonguinada es mucho más que un baile: es una sátira elegante, un eco de la época colonial que se burla con gracia de los bailes de salón europeos, como el minué francés. En San Agustín de Huaychao, esta danza se ha adaptado al espíritu de la sierra pasqueña, convirtiéndose en un símbolo de identidad y celebración. Reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación, la versión cerreña de la chonguinada (o chunguinada, como también se le llama en Pasco) brilla por su vestimenta ostentosa y sus pasos llenos de picardía.
En este rincón de la puna, la chonguinada cobra vida a finales de agosto, durante las fiestas patronales en honor a Santa Rosa de Lima (30 de agosto) y San Agustín de Hipona (28 de agosto). Imagina las calles de tierra de San Agustín de Huaychao transformadas en un escenario vibrante: las imágenes de los santos salen en procesión, rodeadas de flores y velas, mientras las cuadrillas de danzantes, conocidas como chonguinos, llenan el aire con música y movimiento. Es un espectáculo que une lo sagrado con lo festivo, como solo las comunidades andinas saben hacerlo